A nadie se le escapa que los influencers son hoy en día pilares importantes de cualquier campaña de marketing. De hecho, algunas voces incluso los llaman los ‘nuevos creadores’ o ‘new makers’, una generación de creadores de contenidos empoderados por su mayor arma, el teléfono móvil, y catapultados por sus miles de seguidores.
Pero hace poco leímos un artículo de The Drum, que recogía declaraciones de Marc Mathieu, en las que el marketero de Samsung afirmaba que las agencias deberían ver a los influencers como una amenaza para sus modelos de negocio, puesto que las marcas cada vez buscan maneras más directas de tener conversaciones con sus audiencias. Y hay que decir que estos ‘news makers’ son cada vez son máquinas más perfectas de hacer ‘storytelling’.
Pero, ¿es cierto? ¿Han conseguido los influencers revolucionar, o al menos poner patas arriba el sector publicitario? ¿Deberían las agencias hablarles de tú a tú y crear lazos cada vez más estrechos para no sentirse desplazadas por las marcas?
Lo cierto es que cada vez hay más agencias o plataformas que te encuentran el influencer ideal para tu campaña, las caras conocidas van poco a poco haciendo caja (sólo en Instagram en 2017, este mercado mueve 1 millón de dólares) y no hay marca importante que se precie que no cuente con ellos para hacer alguna acción. No en vano, dan credibilidad a tu producto y los resultados suelen ser muy positivos. Pero ¿cuánto?
Hace poco salía a la luz el caso de una agencia de publicidad, que creó dos influencers falsas a base de comprar followers, para demostrar que las empresas no podían dejarse impresionar por el número de seguidores.
Y más en casa, en el sector gastronómico, no nos podemos olvidar del chef que denunció indignado como un influencer le ofreció hacer fotos en su restaurante y recomendarlo por 100 euros + IVA, más dos cenas gratis claro está.
Este ofrecimiento revolvió las redes sociales, que no entendían muy bien cómo podían hacerse esas peticiones, cuando se sabe que en España un influencer de renombre puede llegar a cobrar hasta 3.500 euros por subir fotos a Instagram. Aunque tal vez estos datos interesen sólo en el petit comité marketero. Recordemos por cierto la necesidad de regular esta práctica, puesto que todo contenido publicitario debe estar bien indicado según la normativa española, algo en lo que también está trabajando la red social, puesto que de momento parece no ser respetado, al menos de manera generalizada.
Acciones de los gigantes:
Lo que sí es cierto también, es que los gigantes corporativos cada vez apuestan más por los influencers para dar a conocer su marca, o para establecer mayor conexión con el público general. Recordemos que este año, Amazon anunciaba que abriría su nueva red Spark a los influencers de YouTube, para que éstos se registraran y pudieran recomendar productos, llevándose una comisión por cada compra. Eso sí, los influencers tienen que registrarse de manera que Amazon valore su número real de seguidores, la calidad del contenido que publican y, muy importante, el engagement. Así, el gigante del ecommerce valorará si realmente estas personas son o no relevantes.
Una valoración que deberían aplicar todas las marcas, para saber si realmente la conexión con una u otra cuenta es realmente provechosa, y si la inversión merecerá la pena en un futuro, sobre todo desde el punto de vista económico.
Pues bien, parece ser que los influencers por el momento han venido para quedarse y, aunque no sabemos si están o no revolucionando la publicidad, pues eso os toca a vosotros reflexionarlo, lo que está claro es que cada vez parecen más imprescindibles. Una simple foto que puede reportar miles de likes, reconocimiento de marca, credibilidad y viralidad. Eso sí, recordad, escoged bien a los elegidos.